Los productos de limpieza, a los que raramente prestamos atención, tanto en su uso como en su mantenimiento, pueden ser causa de accidentes laborales y problemas si no se utilizan y almacenan adecuadamente.

Cualquier sustancia es peligrosa hasta que se demuestre lo contrario. En cualquier actividad productiva se manipulan y almacenan sustancias peligrosas, aunque por ser de uso habitual se nos puede olvidar el riesgo que conllevan y que pueden ser corrosivos, irritantes o inflamables.

En los trabajos de limpieza, en instalaciones o aseos, no es habitual utilizar cantidades importantes de productos, ni suele darse una exposición continuada durante toda la jornada, más bien se utilizan en operaciones concretas y de tiemplo limitado. No obstante, eso no implica que se puedan producir problemas durante su uso, y de hecho se producen incidentes, incluso accidentes, con más frecuencia de lo que creemos.

Por ello, es importante poner en conocimiento del técnico de prevención todas las sustancias que se emplean en la limpieza, incluso como se guardan, así como si en la empresa se guardan pinturas, aceites u otros productos.

Muchas veces un producto no es peligroso por sí mismo, pero unido a otro puede ser muy peligroso.

Sustancias como la legía, salfumán, desengrasantes a base de sosa o de amoniaco, limpiadores, antical, decapantes y otros, pueden producir, al contacto con la piel, irritación o quemaduras (efectos a corto plazo), o bien sensibilización, alergias, eczemas, (efecto a largo plazo).Pueden producir, también, intoxicaciones agudas por inhalación, normalmente por derrame del producto, o reacciones imprevistas que generan gases tóxicos al mezclar productos de limpieza.

Existe también, peligro de incendios o explosiones a causa de la manipulación de productos inflamables o combustibles (alcohol, acetona, disolventes, etc.) y, entre otros, hay que tener cuidado con los productos de limpieza que van envasados en pulverizadores a presión (aerosoles o sprays) ya que es habitual que contengan butano u otros gases inflamables como impulsores, sobre todo si cerca de ellos se producen chispas llamas o productos muy calientes.

Estas situaciones son particularmente graves cuando se producen en locales pequeños y mal ventilados, como duchas, lavabos y cuartos de aseo, y servicios.